No hace tanto conocíamos una maravillosa historia que nos dejó este tiempo de confinamiento. La historia de un padre, una hija y muuuchos disfraces.
Todo empezó una tarde que un padre y una hija decidieron disfrazarse para matar el aburrimiento de las horas y horas en casa… porque ¿qué mejor que un disfraz para divertirse? ;). Él era Olaf y ella Elsa (¿Quién sino…?). Cuando llegó la hora de salir a la calle a tirar la basura el padre decidió bajar enfundado en su disfraz.
Imaginaos la emoción, la alegría y la risa de su niña viéndole desde la ventana.
A partir de entonces, debido a la ilusión que vio en su hija y la alegría que notó en el vecindario, que no paró de aplaudir (aunque esto quizá se debiera a que eran las 8… no sé…🤔), decidió convertirlo en una tradición. Y así, cada día bajaba a la calle disfrazado a tirar la basura. Cuando se permitió salir a los niños a la calle su hija empezó a acompañarle.
Para quién no conozca la historia puede leerla en este enlace y ver los divertidos videos.